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viernes, 24 de febrero de 2012

De desconocidos, leones, rusos y flores en el culo



Ya ni recuerdo el tiempo que hacía que no pisaba San Mamés.
Mentira!
Claro que lo recuerdo! Pero ha llovido tanto que me siento más vieja de lo que soy al recordarlo.
Colas interminables, esperas eternas, algo más de un día pasando calor,
pasando frío,
ojeras, cansancio inmenso...
El Athletic se jugaba clasificación UEFA contra el Barça de Cruiff.
Palmamos, pero yo estuve allí.
Ahora sacad cuentas del tiempo que ha pasado hasta ahora.
Yo soy muy futbolera pero por causas ajenas a mi bolsillo
como que no he podido
ir tanto como hubiese querido a ver a mis adorados leones.
Pero bueno.
Ayer me saqué ese gusanillo pero de puritita casualidad.





La suerte me acompañó sin yo buscarla.
Tenía en mente ver el partido contra el Lokomotiv ruso en Pozas,
como medio mundo,
al carecer de entrada.
Nos jugábamos el pase a octavos de la European League.
No era un partido más y yo quería estar allí.
Así que como tenía que bajar sí o sí a Bilbao a firmar un cutre contrato
para hoy,
después de firmarlo me acerqué hasta el campo para ver
llegar a los jugadores y pasar
la tarde sufriendo en cualquier bar
de los aledaños del estadio, pero pasó algo
que me encendió la lucetita.
Estando en la puerta 24 vi como una rubia despampanante regalaba
un par de entradas
a unos chicos con síndrome de Down sin conocerles.
Me quedé con el culo torcido al ver ese gesto tan desprendido.
Pensé "Joder! Qué suerte! Por qué no me pasarán cosas de esas a mi?"
Total, ahí seguía yo de miranda, viendo como llegaba la plana
mayor del ayuntamiento
y casi toda la plantilla de la ETB.
Y, de la nada, salió un tipo trajeadísimo y divino de la muerte con
su cartelico
colgado al cuello.
Era un supermegavip de esos.
Para aquel entonces el número de muchachitos con síndrome había
crecido y el señor ese
se acercó a ellos "Estáis esperando algo?"
Y contestaron "Unas entradas, por favor"
El gentil caballero se abrió su chaqueta y, para mi asombro, sacó un hermoso fajo.
Y como que no quiere la cosa, les dió un buen puñado de ellas.
Tomé aire cuando el hombrecico en cuestión se iba, me acerqué
y con mi mejor cara de
gatete lastimero le dije "No le sobrará alguna?"




En unos segundos pensé "El no ya lo tengo así que no pierdo nada, verdad?"
Para mi sorpresa el hombrecito me dijo "Te sirve una de preferencia sur?"
Ojiplática del tó y con una enorme sonrisa de incredulidad
que ocupaba toda mi cara
le dije "CLARO! LO QUE SEA ME SIRVE!"





Se volvió a abrir la chaqueta para sacarse la que le quedaba y dármela A MI!
Me le habría comido a besos de no ser porque unos señores
con porras y cascos me habrían
corrido a hostías ya que se les veía con ganas de "mambo" por culpa de los rusos que estaban "de fieshta" en el hotel de al lado.
Unos señores que estaban cerquita mío me miraron como diciendo "BIBAH EL MORRO!"
Me giré, le sonreí y les dije "Soy feliz!!!"





Me fuí dando saltitos como una cría con zapaticos nuevos hasta la puerta 14.
No llevaba los colores de mi Athletic visibles (ni camiseta ni ná de ná)
pero los llevo siempre en el corazón.
Y ahí estaba yo, en preferencia sur, rodeada de RUSOS emporraos,
pero eso me daba igual.

Me acordé de las madres de ellos un millón de veces, acabé casi al
borde del infarto,
estoy muertica de sueño, voy a currar en ná, pero...
QUÉ ME QUITEN LO BAILAO!




La voz me la dejé en el campo, pero necesitaba algo así.
Necesitaba algo que me subiera un poco el ánimo ya que lo tengo tan bajo que ni lo veo.
La suerte me quiso acompañar ayer por alguna extraña razón.
Como dicen algunos "Me salió una flor en el culo"
Creo que me voy a dejar caer con más frecuencía por los alrededores
del campo para ver
si me vuelvo a topar con el hombrecico ese y darle un abrazo, unos sugus o algo y, de paso, ver si se vuelve a estirar.
Por intentarlo no se pierde nada, verdad?










jueves, 2 de febrero de 2012

Porque NO!

Había perdido todo
Sus sueños, sus ilusiones y algo que nunca se debe de perder; la esperanza.
Nada quedaba ya.
Pero un día, todo cambió.
Vagaba por las calles, sin rumbo, sin dirección.




De repente, se quedó mirando al viejo edificio aquel.
Algo que vió en una de las ventanas captó su atención.
Ladeo la cabeza, encogió los hombros y pensó "Por qué no?"
Atravesó esa puerta vieja, pesada, chirriante.
No tenía ni idea de lo que allí se iba a encontrar.
Imaginó en un microsegundo que todo sería oscuridad, silencio, soledad, pero no.
Por una vez en su vida; se equivocó.
Era todo luz y vida.
Se asustó tanto que quiso escapar pero sus pies no se movían.
Su cuerpo no respondía.
En su cabeza una voz no paraba de gritar "Quédate! Si no lo haces, te arrepentirás!"
Tomó aire con tanta fuerza que creía morir.
Soltó un enorme suspiro y se dijo para sus adentros "Y por qué no?"
Y en ese momento empezó todo de nuevo.
Era extraño volver a sentir.
Era extraño volver a tener algo en la vida.
No era nada material, pero era "algo"
Ese algo que no se ve, que no se toca, pero que sí se siente.
Su cabeza volvía a funcionar.
Iba por el aire, a su aire.




Todo volvía a estar bien.
A medida de que iban pasando los días, se iba sitiendo un poco mejor.
Ya se había habituado a los extraños primeros momentos de aquel lejano día.
El miedo desapareció.
Día si y día no, volvía a sonreir.
Se miraba al espejo cada mañana y tan solo por su pensamiento paseaba un "Y por qué no?"
Nada ya podía salir mal.
Estaba en el camino correcto.
Estaba haciendo algo con su vida.
Hasta que un pequeño cambio comenzó a trastocar su nueva vida.
Algo se estaba empezando a remover en su interior.
Algo que no esperaba.
Eso ya no gustaba.
Sentía una enorme incomodidad por ello.
Qué podía hacer?
Podría alejarlo ésta vez?
En un mar de dudas y de incertidumbres volvía a nadar.
Eso no podía estar pasando otra vez.
Tenía que alejarse de aquello que tanto molestaba.
Pero como una polilla a la luz, volvía a dejarse llevar.





Veía su muerte en vida una vez más.
Y no quería que eso pasase.
Cabeza fría. Corazón frío.
Esa debía de ser su máxima en la vida.
Cero empatía.
Pero no podía.
Se estaba viendo en el pozo otra vez.
Sin luz, sin salida.
Estaba a tiempo de no caer, de no tropezar una vez más.
Dentro de su cabeza un enorme eco repetía sin cesar "Y por qué no?"
Y en esa pregunta encontró la respuesta "PORQUE NO!"