Os voy a contar algo muy "chu-chuli" que me ha pasado esta mañana.
A primera hora de hoy he recibido una llamada de un número mazo de raro,
tan raro que casi no respondo.
Pero como tenía un aburrimiento encima inmensamente supino, contesté.
Al otro lado había una señorita superhipermega agradable.
Preguntó por mí con mi nombre completo, lo cuál acojonó un rato largo,
ya que nadie me llama de esa forma a no ser que sea para algo mazo chungo.
La dije que era yo.
Me empezó preguntando si estaba disponible, laboralmente hablando,
y que si estaría interesada en un trabajo a jornada parcial los fines de semana.
La dije que sí a todo, que tal y como están las cosas no estamos para
exquisiteces y, amablemente procedió a explicarme en qué consistía
el microminijob en cuestión:
Tenía que promocionar e incentivar las ventas de una marca X de colchones y
pasar un informe vía email cada x días.
Me comentó que por mi forma de expresarme que tenía el don de
gentes requerido para el puesto y que me veía una persona activa y proactiva,
que me íba a recomendar a su superior para una entrevista personal,
puesto que la última palabra la tenía el super-supremo.
A los 10 minutos de colgar, me volvieron a llamar para entrevistarme hoy mismo.
Me puse mona monísima, divina de la muelte, puesto que al ser un trabajo
de cara al público y para una marca potente, el ir en pijama como que no procedía.
Y salí como un tiro de casa.
Llegué pensando "Ésto está chupao! El curro es mío!"
Pero craso error!
En cuando me vió el super-supremo empezó a taladrarme con la mirada.
Le salían rayos y centellas de los ojos.
Su nariz se arrugaba como si estuviera olisqueando pescado podrido desde hace
eones, envuelto en calcetines deportivos sudados, envueltos a su vez en pañales de bebé.
Me dió por pensar que sería su cara de normal, lo mismo que la cara de esa
"gran actriz" de la saga Crepúsculo.
Sí hombre! Esa misma!
Mec! Error again!
Por su forma de tratarme y de dirigirse a mi persona, ya me veía de vení
que esa cara era por mí. Me acribilló con las típicas preguntas de:
-"Vistes siempre así?
-No sabes usar tacones?
-Te peinas así siempre?"
Unas preguntas mazo de lógicas, vamos.
Luego siguió con aquellas que nunca pueden faltar de:
-"Qué esperas de la empresa?
-Nos conocías de antes?"
Y ya me remató con otras que tampoco pueden faltar:
-"Tienes pareja?
-Sales los fines de semana?"
Yo llegué a un punto que no sabía ni dónde meterme ni cómo evitar
el sacudirle un sillazo en la boca por la forma esa tan despectiva
y tan de prepotente de tratarme, pero aguanté estóicamente,
con una sonrisa de medio lado, más falsa que
un billete de 1.000.000€ y cuando dió por finalizada la entrevista
y me soltó el ya mítico "Ya te llamaremos", le dí la mano, me levanté y
me fuí de ahí como gato escaldado escapando del agua.
No pasaron ni 5 minutos y, ya cuando estaba en el metro,
recibí un email automático (superpersonal vamos)
en el cuál se me decía que no había superado el proceso de selección.
Ni me inmuté porque ya me lo olía, lo mismo que el "simpático" señor me había
estado olisqueando anteriormente.
Hacía tiempo que no pasaba por algo así y no es que lo echase de menos.
Para nada!
Pero pensé en mi inocencia que ese tipo de entrevistas habían quedado
en el pasado, pero tal y como está el mercado laboral, las exigencias
hasta para un cutremicrominijob cada vez son más y más.
Porque ya me diréis que tiene de molón currar fines de semana por
200 pavos al mes.
Menos da una piedra. Yo siempre digo eso.
Pero casi que me alegro de no estar trabajando para un ser como ese por
"ese pastizal".
Ya saldrá algo, espero.
Mientras seguiré en la cada vez más eterna cola del paro y
sin perder la esperanza, porque como la pierda, mejor me
lanzo desde un puente con una piedra al cuello
y como que no me apetece ni lo más mínimo.
Me queda mucha brasa que dar en éste mundo,
aunque sea para ser una mosca cojonera.