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martes, 12 de julio de 2011

Blanco-ipad y los 7 nano-pods

Érase que se era una linda tablet, hija de un potente MAC y una veloz HTC.
Vivía feliz en su fundita dorada y acolchada, hasta que la HTC murió al intentar ser roteada.
El MAC al sentirse solo busco una nueva compañia, un modernísimo i-Phone.
El i-Phone no era bueno a pesar de su apariencia, ya que era made in Taiwan.

Un buen día, el potente MAC fué infectado por un archivo que nadie sabe de donde vino y, para desgracia de la pequeña tablet, falleció.
La pobre criaturita se quedó solita en el mundo en compañía del i-Phone.
Éste vivía preguntando al santo oráculo Google quien era el mejor aparato del mundo y siempre respondia lo mismo; la tablet.
Como no soportaba esa idea, llamó a un técnico no oficial para que se encargara de la ella, pero como a este buen hombre le gustaba, la abandonó en un Garbigune a su suerte.
La tablet deambulaba de conexion en conexion intentando encontrar alguna que le fuera bien y fué a dar con una de Phone House.
Sin darse cuenta estaba dentro del lugar del que provenia la conexión y como estaba sin bateria, allí se conecto para descansar.
Por la mañana cuando ya estaba con las baterias cargadas, vió como la miraban con estupefacción unos pequeños nano-pods.
Estos, al verla tan grande se asustaron, pero al ver que les podia ser muy util optaron por adoptarla.
Pasaban los días y ella era feliz con esos pequeños artefactos, pero extrañaba su hogar.
Mientras tanto, el retorcido i-Phone, volvió a preguntar al buscador de buscadores quien era el mejor del mundo y al responderle lo de siempre, se propuso acabar con ella él mismo.




Busco el virus más peligroso que pudo encontrar, lo camufló en un archivo musical y se fué en busca de la tablet.
Para pasar desapercibida, se disfrazó de un simple HP para inspirar más confianza.
Cuando llegó a Phone House, la tablet salió a recibirla con su mejor sonrisa y sin desconfiar nada se copió el archivo infecto y, automaticamente, se desconectó.
Al regresar de la revisión semanal, los pequeños nano-pods encontraron a la tablet apagada.
Por mas que la conectaban a la red no hacia nada, no respondia.
No sabían que hacer.
La dieron por perdida.
La colocaron en una blanca funda con el logo de Apple que tanto le gusta y la dejaron en la vitrina con más luz que habia del lugar.
Un buen día, apareció por allí un señor con gafas y con pintas un poco sospechosas y se fijo en ella.
La miró y la remiró y decidió llevársela, aunque no funcionara.
Con sus manitas una vez que la tuvo en casa, la abrió, la pasó un antivirus, la formateó y consiguió que resucitara a base de reinstalar el sistema operativo.
Y así el hombrecito y la tablet fueron felices para siempre jamás.




P.D: El aburrimiento es muy malo

1 comentario:

  1. Interesantes informaciones . Buen blog. Un gusto seguirte. Te envío un cordial saludo deseándote una buena semana.

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