Zorra sin sentimientos

Hubo una época no muy lejana en la que era muy tonta, muy inocente.
Muy tolay, vamos.
Vale.
Todavía sigo siendo un poco inocentona y tontina, 
pero no tanto como antes.
Antes todo me afectaba en exceso, 
me involucraba demasiado con seres que no valían
la pena realmente haciendo que perdiese mi tiempo 
con ellos y lo único que conseguía
a cambio era acabar agotada psicologicamente.
Quemada para los de la Logse, como diría aquel.
No solo me quemaba yo; quemaba a los que tenía a mi alrededor, 
ya que, de rebote,cuando recurría a ellos les abrasaba 
con historias que no íban conmigo ni con ellos.
Y claro, cuando quemas al personal te acabas quedando más solo que la una.

Y estar solo no es bonito si eres un animal sociable como lo soy yo.
La soledad buscada está bien.
Todo el mundo necesita esos momentos de soledad para 
encontrarse a si mismo o para hacerse una paja, vamos.
(aunque los hay que prefieren pajearse públicamente, pero eso es otro tema)
Pero la soledad cuando te hacen el vacio o te ignoran...
Esa duele mucho.
Y piensas "Ésto me pasa por ser como soy".
Y quieres cambiar, dejar de ser como eres.
Pero no puedes.
Algo en tu interior te obliga a seguir siendo como 
ese apestado del que todo el mundo escapa.
Pero ese tiempo ya pasó.
Me he levantado esta mañana como notandome distinta.
Como una zorra sin sentimientos, 
fría como un témpano de hielo.

Pensaba antes de sentirme así que esa sensación no íba conmigo,
Que para ser así hay que valer.
Hay que tener un estómago como el de un mamut.
Pero me equivoqué.
Con el tiempo se acaba aprendiendo a todo y a ser de teflón también.
Así que desde ahora mi tiempo y mis energías serán para los que realmente
lo merezcan.
Los vampiros psicológicos los mantendré a raya con 
una buena ración de ajetes en el cerebro y en el corazón.
Y si eso no funciona, patada en las pelotas.
Procede? No, pero me apetecía meter la frase porque sí.
Ya me he cansado de ser esa pelotita con la que todo el mundo juega 
hasta que se cansa.
Porque soy una gato y no un juguete.
Soy un ser vivo con sentimientos que no se pueden 
utilizar al libre albedrío.
Y quiero tener vida propia y no vivir la de los demás, 
que esa al fin y al cabo, ni me va ni me viene.
Bueno, eso lo digo ahora porque estoy como muy subidita,
pero en el fondo sé que el puto exceso de empatía 
me puede acabar jugando una mala pasada y puedo volver a recaer.
En el hipotético caso de que eso pase, 
con darme un martillazo en la cabeza, arreglao.
Ya no.
La gilipollas de ayer murió.
La de mañana? Mañana veremos.