Tengo el día medio moñas y extraño a mis madres.
Si. Madres en plural.
Apenas he hablado de ellas y posiblemente a nadie le importe,
pero siento que necesito hacerlo.
Necesito hablar de ellas para de esa forma nunca olvidarlas.
Mi madré biológica y mi tía, que se ocupó de mi cuando
la primera falleció.
Echo de menos la forma en la que tenían de cuidarme
cuando estaba enferma.
Los zapatillazos que me caían cuando hacía algo que no debiera.
Su olor cuando me recostaba en su regazo.
Esas canciones que me cantaban cuando no podía dormir
porque tenía pesadillas.
Su forma de defenderme como leonas cuando los niños del
barrio eran crueles conmigo.
Echo de menos verlas en la cocina pelando patatas,
haciendo unas tortillas dignas de un rey.
Añoro esas historias que me contaban de cuando eran jóvenes.
De la guerra, de cuando recogían lentejas en el pueblo,
de cuando un currusco de pan era el bien más preciado
que se podía tener.
Aquellos remedios caseros que me aplicaban cuando los
dolores de muelas no me dejaban pegar ojo.
Aquellos vestiditos que me ponían y tan muñeca repollo
me hacían parecer.
El sonido de sus risas, de su voz.
Aquellos gritos que me daban cuando me quedaba dormida
y tenía que ir a clase o trabajar.
Añoro el verlas sentadas en el sofá, viendo Cine de Barrio.
Las tardes eternas que pasábamos jugando al parchis.
Aquellas bufandas de ganchillo que con tanto cariño me hacían.
Nunca me dieron consejos, porque no eran muy de darlos.
Aún así sin decir nada, me decían mucho.
También añoro esos domingos en los que nos poníamos
nuestros mejores trapitos y nos íbamos a ver a la family.
Todavía me parece verlas jugando a las cartas en la huerta
con las vecinas del barrio.
Han pasado muchos años desde que las dos me dejaron y
tengo la sensación de que no hice lo suficiente por ellas y
de que jamás las demostré lo mucho que las quería
y que las sigo queriendo.
También tengo la sensación de que no las agradecí jamás
todos sus esfuerzos por sacarme adelante,
aún cuando no había ni un duro en casa.
Jamás me dieron muchos caprichos porque éramos más
bien tirando a pobres, pero recuerdo esa Atari 7200,
aquella colección de libros de "Elige tu propia aventura",
aquel Nenuco llorón...
No sé si se sentirían orgullosas de la persona que soy,
pero soy lo que soy (para bien o para mal) gracias a ellas.
No sé si éstas palabras son suficientes para expresar todo lo que siento.
Tan solo son recuerdos.
Recuerdos de unos tiempos pasados que jamás volverán.
Recuerdos que siempre vivirán en mi.
Os quiero, mamás!!
Y siempre os querré.
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