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viernes, 1 de mayo de 2015

Si yo me acepto...

Tengo tan abandonado esto que se me hace raro no ver matojos rodantes pasando como si de un pueblo del salvaje oeste se tratase.


No es que no tenga nada que decir.
Tengo demasiadas cosas que decir y no tengo muy claro por dónde empezar.
Y como por algún lado debo de hacerlo...
Si yo me acepto como soy, por qué los demás no?
No soy una top ni nada parecido.
Ya sé que soy una gordi (buena).
Un monstrenco para otros.
Algunos quizás hasta se avergüencen de que se les relacione con mi persona.
Pero soy güena gente hasta con mis kilazos de más.
Aún siendo una muñeca (Michelín), soy una persona activa.
Me pego mis buenos paseos todos los días (cosas de parados)
y hago bici todos los días unos 45 minutos.
Pero la genética es muy hija de puta y no me quiere acompañar que digamos.
En mi family todas las mujeres somos casi calcadas: mujeres XXXXL.
Tengo más que asumido que jamás seré una 38.
Y qué tiene de malo no serlo?
Nada creo yo, aunque para el mundo este tan "guonderful" en el que vivimos
sea lo peor de lo peor el usar cualquier talla que supere una 38.
Me dicen que por salud debo de perder peso, que para mi estatura 

de gnomo de jardín que voy como demasiado servida.
Me dicen que me opere, que me cosa la boca.
Yo les digo que se operen el cerebro y que, aún así, seguramente seguirán
siendo así de gilipollas.
Hace algún tiempo vivía cuasi obsesionada con la báscula, pero estoy en ese
punto de que si bajo un kilo guay y sino pues no pasa ná.
Que no tengo fuerza de voluntad para seguir una dieta lo saben hasta en Raticulín.
Y que envidio a todos los que si la tienen una jartá también lo saben hasta
más allá de Orión.
Tengo lorzacas y más papada que Rita Barberá.
Frío en invierno no paso porque tengo más grasa que una foca monje bien alimentá.
Lo malo es el verano, que sudo más que los sobacos de Camacho.


Pero con una ducha (o una docena) arreglao!.
Todo el mundo se pone con la operación bikini y yo me pongo con la operación burkini.
Si estoy tirada en la playa, me confunden con una ballena varada y me intentan
empujar al mar.
Me lo tomo con humor, ya que de eso también voy servida.
He llorado ríos y mares por no poder lucir palmito, pero ahora ya eso se acabó.
Además lucir palmito no es que me preocupe en exceso.
Soy más de lucir palmerita. De chocolate.



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